Piratas e íberos en Alicante
Octubre es el mes del terror, de la cerveza y de la celebración de la llegada del frío. Pero la noche del 18 de octubre fue la auténtica celebración del folk metal. Y no se aleja tanto del concepto de Halloween, ya que históricamente estas fiestas comparten raíces paganas, celtas, íberas y, por qué no, también piratas.

El pasado sábado, en la sala Marea Rock, pudimos disfrutar de una auténtica fiesta folk con los piratas alicantinos Khëlleden como encargados de calentar el ambiente. Pero la noche comienza mucho antes del escenario: en su backstage, con los piratas preparándose, maquillándose como buenos corsarios y calentando gargantas con buena cerveza.
El escenario se enciende con su primer tema y, para no variar, la ya conocida sala Marea volvió a mostrar sus típicos fallos técnicos: micrófonos que no suenan, guitarras más amplificadas de lo normal o incluso un bajo inexistente. Pero nada de esto detiene a los alicantinos, que siguen adelante, impulsados por un público entregado que ha venido a disfrutar de una noche festiva de folk y camaradería.



Como es típico en Khëlleden, la fiesta está presente en cada una de sus letras y actuaciones. Una de las canciones más divertidas, “La venganza del capitán Pescanova”,
trae a su integrante Buba (trompeta) a repartir Anís Tenis entre los asistentes, porque no hay nada mejor que disfrutar de un buen traguito mientras el folk metal retumba de fondo.
Claro, uno pensaría que las sorpresas se acaban ahí, pero para los nuevos espectadores de los piratas, la noche guarda otra joya: su peculiar versión de “Cuando zarpa el amor”. Sí, barcos, amor, piratas… ¿por qué no? Khëlleden había logrado calentar la sala, que presentaba un lleno cómodo —entre 100 y 110 personas—, una cifra más que destacable para un género como el folk metal, aún minoritario en la terreta.

Tras el evento pirata, llegaba el turno de los íberos. Y, como antes, todo comienza en la parte trasera del escenario: calentamiento de voz, estiramientos y un Patxi
dispuesto a darle al “play” en el portátil para iniciar la intro. Pero, como ya es costumbre en la sala, los fallos técnicos vuelven a hacer acto de presencia.
Salduie sale al escenario con gran energía y con un público ya eufórico, deseoso de seguir la fiesta. A pesar de los problemas de sonido, la banda zaragozana no se detiene. Todo lo contrario: su ímpetu contagia y multiplica las ganas de celebración.

Y aquí un dato importante, RadioWeeker: Salduie no es una banda madrileña, como alguno podría pensar. Provienen de tierras mañas, y traen consigo la mitología de la península, desde los rincones más profundos donde aún perduran las historias arraigadas en el tiempo.
A lo largo de su actuación, Salduie recorrió su discografía mostrando tanto temas clásicos como nuevas composiciones, para deleite de sus fieles y descubrimiento de los recién llegados.
Acompañados de un gran despliegue visual —trajes que evocan seres mitológicos, banderas que representan culturas extintas y rituales ancestrales—, los zaragozanos ofrecieron un viaje histórico por la tradición celta e íbera, culminando con su ya emblemática canción “Hidromiel”, un cierre épico y perfecto para una noche de folk metal.
Porque no hay mejor final para una fiesta así que brindar con una buena hidromiel.
Y ahora te preguntamos, RadioWeeker:
👉 ¿Ya conoces a estos dos grandes del folk metal?
👉 ¿Estás pensando en acudir a sus próximos conciertos?
¡Te leemos! ⚡🐉
